El desarrollo y evolución de los instrumentos musicales viene en muchísimas ocasiones ligado a condicionantes aparentemente externos como puede ser la construcción de una iglesia.
En el caso de Bolonia no se trataba de una iglesia cualquiera sino de la gran Basílica de San Petronio, la cual ansiaban convertir en la más grande de toda la cristiandad.
Como no podía ser menos, para alcanzar ese estatus se debía aumentar proporcionalmente el número de trompetistas por el simbolismo y grandiosidad que confería este instrumento.
Fue muy común en San Petronio que las misas-conciertos fueran introducidas por preludios en forma de sonatas para trompeta.
Bolonia, sin lugar a dudas, se convertirá en un centro cultural trompetístico sin parangón en el s. XVII. Grandes compositores como Franceschini o el prolífico Torelli surgen de esta Basilica. Grandes obras maestras del barroco italiano de nuestro instrumento fueron compuestas bajo el amparo de San Petronio, pensadas para ser tocadas en San Petronio y como resultado de la fecunda producción llevada a cabo a cabo alli.